Calvino, con una formación parecida a la de Lutero,
aunque mucho más joven que él , se hace sacerdote y se convierte al
luteranismo. Posteriormente huye de Francia y se refugia en Suiza
(Ginebra) en donde habían prendido las predicaciones de Zwinglio (sacramentales
que ya predican la predestinación o el control moral de la población por medio
de tribunales ciudadanos).
Su doctrina no es novedosa pero, aprendiendo de los errores
anteriores, su aplicación sí se hace de una forma muy rigurosa.
Desde la justificación por la fe y la incapacidad humana para salvarse por sí mismo, llega al concepto de Predestinación.
Extraída del Génesis, y basado en la idea de Dios como ser omnipotente y por
completo incomprensible para el hombre, piensa que Dios ya ha elegido a
los que van a salvarse, sin que las acciones del hombre puedan modificar este
hecho. Ante ello el hombre queda en una soledad e indefensión completa y busca
desesperadamente los indicios que le puedan hablar de su posible salvación.
“Creemos que de esta corrupción y condenación general en la que todos los hombres están hundidos, Dios saca a aquellos a los que en su consejo eterno e inmutable eligió por su sola bondad y misericordia en Nuestro Señor Jesucristo, sin consideración de sus obras, dejando a los demás en esta misma corrupción y condenación para demostrar en ellos su justicia, como de los primeros Él hace brillar las riquezas de su misericordia. Porque los unos no son mejores que los otros, hasta que Dios los discierne según su consejo inmutable, que Él determinó en Jesucristo antes de la creación del mundo. Y tampoco nadie se podría introducir a tal bien por su propia virtud; dado que por naturaleza no podemos tener un solo movimiento, afecto o pensamiento bueno, hasta que Dios nos haya prevenido y nos haya hecho dispuestos”.
“Creemos que de esta corrupción y condenación general en la que todos los hombres están hundidos, Dios saca a aquellos a los que en su consejo eterno e inmutable eligió por su sola bondad y misericordia en Nuestro Señor Jesucristo, sin consideración de sus obras, dejando a los demás en esta misma corrupción y condenación para demostrar en ellos su justicia, como de los primeros Él hace brillar las riquezas de su misericordia. Porque los unos no son mejores que los otros, hasta que Dios los discierne según su consejo inmutable, que Él determinó en Jesucristo antes de la creación del mundo. Y tampoco nadie se podría introducir a tal bien por su propia virtud; dado que por naturaleza no podemos tener un solo movimiento, afecto o pensamiento bueno, hasta que Dios nos haya prevenido y nos haya hecho dispuestos”.
Ante ello Calvino proclama que todo aquel que acepta las
normas y cumple bien puede estar entre los elegidos. También propone que
el trabajo, la ética profesional y la prosperidad económica como signos
venturosos
Enrique VIII. Rey de Inglaterra que se convertirá tras
la reforma anglicana en la cabeza de la nueva iglesia.
Catalina de Aragón. Primera mujer de Enrique VIII. La
anulación del matrimonio ante su imposibilidad de tener más hijos (que el Papa
no quiso realizar) fue el inicio de la reforma anglicana. Tomás Moro, filósofo y primer canciller. Ante su oposición a
las ideas de Enrique VIII fue ejecutado. Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII, que fue
decapitada por orden del propio rey
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