Durante el feudalismo, el poder del rey
era sólo teórico, porque en la práctica, el poder los tenían los señores feudales.
Pero a partir del siglo XI, los reyes buscaron el apoyo de la
burguesía, porque no podían mantener su autoridad. Por esto,
aprovecharon la recuperación económica y la aparición de la
burguesía. Esto lo hicieron con las cartas de privilegios, los
fueros.
Muchas ciudades dependían de un señor feudal, que las
gobernaba, pero como las ciudades querían deshacerse de ese
vasallaje, compraron su libertad con estos fueros.
Los burgueses
querían ser libres para poder comerciar como quisiesen y para
gobernarse a sí mismas. De este modo, el rey fue dando fueros a las
ciudades y así quitando poder a los señores feudales. Las ciudades
consiguieron otros privilegios además del autogobierno. Eran
ventajas comerciales, que consistían en poder celebrar un mercado
semanal e incluso una feria. A veces, el rey concedía el privilegio
a las ciudades de ser la única que pudiese hacer un producto
determinado.
A cambio de estos fueros, la ciudad se convertía en un
vasallo del rey, pero sólo teóricamente, aunque los burgueses
siempre apoyarían al rey.
La antigua Curia Regia, se convirtió
en las Cortes, permitiendo la participación al patriciado urbano, a
la alta burguesía. Cuando el rey necesitaba consejo para aprobar una
nueva ley u otro asunto, convocaba a las Cortes. Los burgueses
siempre serían aliados del rey.
Gracias a todo esto, en los siglos XII
y XIII, los reinos feudales se convirtieron en estados sobre los que
el rey tenía nuevos recursos para gobernar:
- Ya tenía un ejército permanente que
estaba disponible todo el año.
- Ahora tenía a los corregidores que representaban su
poder en las ciudades establemente.
- Aparecieron los embajadores, que les
representaban en otros reinos, y gracias a esto se pudieron
establecer buenas relaciones entre reinos.
- Las nuevas instituciones eran las
Cortes; la Chancillería, que estaba mejor desarrollada que la
cancillería real de antes, y la Tesorería, que administraba las
riquezas y los impuestos del reino.
Por tanto, Cortes o Parlamentos eran Asambleas en las que se reunía el rey con los nobles, los clérigos y los representantes de las ciudades; los campesinos no tenían representantes. Era una manera que tenía el rey de quitar más poder a los nobles.
Las funciones de las Cortes no eran iguales en todos los territorios.: En algunos lugares como el reino de Castilla, servían para aprobar nuevos impuestos y aprobar gastos extraordinarios (generalmente para pagar guerras). En otros como la Corona de Aragón, tenían tanto poder que era el rey el que debía pedir permiso a las cortes para realizar sus tareas de gobierno.
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