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BATALLA DE COVADONGA

Después de la invasión en el año 711 los musulmanes rápidamente van conquistando el territorio de la Península hasta que chocaron con el primer foco de resistencia que no lograron conquistar.
En el norte, en la región de Asturias, el príncipe godo don Pelayo logró ser el primero en derrotarlos. Cuando el gobernador musulmán de Córdoba envió sus soldados hacia el norte (actual Asturias), en el año 718 d.C., las tropas de don Pelayo lograron atraer a los soldados musulmanes a una emboscada y los derrotaron. En ese momento se inició la reconquista.
La referencia más antigua a este suceso, se encuentra en la Crónica de Alfonso III:

Audio sobre la batalla de Covadonga realizado por Juan Antonio Cebrián:


Dos textos sobre la batalla de Covadonga desde dos puntos de vista diferente:
VERSIÓN CRISTIANA
Pelayo se dirigió hacia la tierra montañosa, arrastró consigo a cuantos encontró camino de una asamblea y con ellos subió a un monte llamado Auseva y se refugió en la ladera de dicha montaña, en una cueva que sabía era segura. Desde ella envió mensajeros a todos los astures, que se congregaron en una junta y lo eligieron príncipe.
Alqama, el dirigente musulmán, mandó entonces comenzar el combate y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Santa Virgen María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos; emprendieron éstos la fuga, se dividió en dos su hueste, y allí mismo fue al punto muerto Alqama. En el mismo lugar murieron 125000 caldeos.
Crónica de Alfonso III de Asturias.


VERSIÓN MUSULMANA
Dice Isa ben Ahmand Al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim Al-Qalbi, se levantó en tierra de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos en Al-Andalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta llegar a Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugió el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían qué comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en la hendidura de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo: ‘Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?’ En el año 133 murió Pelayo y reinó su hijo Fáfila. El reinado de Pelayo duró diecinueve años y el de su hijo dos. Después de ambos, reinó Alfonso, hijo de Pedro, abuelo de los Banu Alfonso, que consiguieron prolongar su reino hasta hoy y se apoderaron de lo que los musulmanes les habían tomado.
Del NAFH AL-TIB de AL-MAQQARI.
Texto tomado del tomo III de la Historia de España de Historia 16, p. 92

    

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